Resumen:
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Al profundizar en los caricaturistas políticos con sus publicaciones gráficas en pasquines, periódicos, revistas, hasta asentarse en las plataformas digitales, emerge una moderna mirada de quién es considerado como político, y qué humor gráfico no es político. Hoy en día, el Internet ha transgredido la politicidad en la vida pública, ya que con instrumentos como la caricatura ha transformado la interacción de la comunicación política. Entonces, la representación del comportamiento individual y colectivo a la par del desarrollo de la democracia en lo digital, presenta nuevas vías de debate, cambiados órdenes sociales y culturales, además de renovados procesos políticos.
La caricatura ha pasado por un sinnúmero de cambios desde su primer intento de creación a finales del siglo XVI. El nombre “caricatura”, originalmente proviene del vocablo italiano caricae, que significa cargar, acentuar o exagerar ciertos rasgos como meros actos de expresión. La caricatura a lo largo de los años se ha convertido en una fuente de conocimiento usada para el debate histórico de un país ya que es una fuente del vestigio cultural el cual ayuda a interpretar sociedades y su respectiva evolución. En concordancia con el pedagogo en Historia, Yuruari Borregales (2017), a la caricatura hay que entenderla como un dibujo que homenajea a un personaje o situación coyuntural, para realizar un reconocimiento, adular y criticar, cualidades que muchas veces pasamos por alto.
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