Resumen:
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Discutir el arte, en un momento en que Brasil pasa por una sombría ola de conservadurismo, es relevante, pues, paradójicamente, ha sido siempre una Confrontación con el sentido común y contra la naturalización de los valores reactivos que el arte, por lo menos el arte que cuya potencia de comprometimiento con el presente nos interesa, se coloca en la historia, o, como decía Walter Benjamín, a contrapelo de ella. Es decir: si una exposición de arte es capaz de provocar reacciones moralistas -e incluso incoherentes-, ella todavía puede cumplir un rol preponderante de "ser en contra" y hacer extrañar, en las entrañas del imaginario colectivo, las certezas cristalizadas y tornadas "familiarizadas" por la repetición sin diferencia del conservadurismo.
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