Resumen:
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Los procesos transicionales instauran la promesa de la fractura ante las dinámicas violentas, esbozan imaginarios sociales de transformación de las dinámicas antidemocráticas, y con ello dibujan el tránsito hacia sociedades más seguras, democráticas y estables. Pero esta promesa encuentra una ilusión adicional en aquellos regímenes sociales que han ocultado de manera histórica dinámicas de exclusión y violencia homicida, con la intención de promover dinámicas de desarrollo regional que necesitan construir la ilusión de la ausencia de conflictos y mediaciones violentas. El eje cafetero en Colombia esboza de manera clara esta doble irrealidad; por un lado, un conflicto social y armado minimizado en aras de favorecer dinámicas comerciales, industriales y de servicios; por el otro, una transición precariamente asumida ante dinámicas históricas de unas mediaciones violentas que le han dado forma a lógicas de autoridad y órdenes sociales casuísticos. El presente capítulo analiza las dinámicas históricas de violencias homicidas en una de las regiones del eje cafetero, como lo es Risaralda y su capital Pereira, que ha crecido bajo el imaginario social de progreso y civismo, casi ausente del conflicto armado experimentado en el contexto colombiano. La lectura comparativa entre violencias homicidas en Pereira (interpretada como ciudad-región) respecto al contexto nacional señalan todo lo contrario: una violencia endémica con altos niveles de letalidad se ha instaurado bajo unos modelos de desarrollo regional que se integran a los ritmos de las violencias homicidas.
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