Resumen:
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En este trabajo se aborda el tema de la percepción sonora desde el punto de vista de cómo comprendemos
nuestro entorno, hablando del marco de sonido como aquello que enfocamos de nuestra atmósfera sonora y la construcción de la subjetividad a partir de esto. Entendemos la subjetividad e intersubjetividad (identificación de unos rasgos en comunidad) como aquello que actúa como filtro o se proyecta hacia lo que percibimos para cómo lo percibimos, basado en nuestra experiencia y en los registros que ya guardamos en nuestra mente. Esto conlleva la diferenciación inconsciente entre sonidos útiles (aquellos que percibimos y/o queremos percibir) y residuales (aquellos que no percibimos por formar parte de lo habitual y consideramos que no aportan información) y, con ello, un acotamiento de nuestro archivo de imágenes y registro mental, proyectando hacia lo nuevo —y reconociéndolo con— imágenes anteriores de otras experiencias. A partir de esto, durante esta investigación se cuestiona esa forma que tenemos de tramitar nuestro entorno, el concepto de silencio y el paisaje sonoro. También se presentan varias propuestas propias a modo de experimentos de esta teoría: como Autosonido, tratando el comienzo más esencial de la apreciación de estos sonidos residuales a partir de identificarlos como desconocidos; Una calle céntrica, con la subjetividad e intersubjetividad como concepto principal; y Se ruega silencio, como un proyecto más enfocado a la institución de arte, con la creación de un espacio donde prima el estímulo sonoro residual. Tomamos de referencia artistas como John Cage, Eva Lootz, Antoni Muntadas, Hito Steyerl o James Turrell, y autores como Bartolomé Ferrando, Carmen Pardo o Juliane Rebentisch, desde a la hora de desarrollar la investigación hasta de plantear un proyecto más tangible.
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