Resumen:
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Las quimioquinas son una familia de proteínas de bajo peso molecular caracterizada por su capacidad de inducir la migración y activación de diferentes poblaciones leucocitarias. En los últimos años ha cobrado importancia el papel que juegan en otros procesos como son la hematopoyesis, angiogénesis, rechazo de tumores o la infección por HIV-1. Las quimioquinas ejercen sus efectos mediante su interación con receptores de siete dominios transmembrana acoplados a proteinas G. Estos receptores constan de un extremo amino terminal y tres bucles extracelulares, implicados en la interacción con el ligando, y de un extremo carboxilo terminal y tres bucles intracelulares que colaboran en la traducción de la señal. La activación de los receptores de quimioquinas por sus respectivos ligandos induce la activación de las vias de señalización aclopadas a proteinas del tipo Gi. Tomando como modelo la quimioquina MCP-1 y su receptor, CCR2, nos hemos planteado identificar los mecanismos que se activan tras la unión de la quimioquina a su receptor. Para ello, se han obtenido anticuerpos monoclonales específicos frente al CCR2. Estos anticuerpos nos han permitido detectar la presencia de dicho receptor en poblaciones linfocitarias. De especial interés es la presencia de CCR2 funcional en la superficie de los linfocitos B. El hecho de que alguno de los anticuerpos obtenidos presente actividad inhibitoria de algunas cepas del virus HIV-1,así como actividad agonista o antagonista del MCP-1, nos ha permitido definir aquellas regiones del CCR2 que juegan un papel importante en la interacción con el MCP-1 y con la proteina gp120 del HIV-1. En lo que se refiere a la activación del CCR2, hemos identificado que el MCP-1 induce la fosforilación en tirosinas del CCR2 y la activación de quinasas de la familia JANUS, que incluye la asociación y fosforilación de JAK2 y de factores de transcripción de la familia STAT. Tras este paso previo en el cual juega un papel critico la tirosina 139 del receptor, se producen los cambios conformacionales que posibilitan la asociación de la proteína Gi y la consiguiente activación de las vias con ella relacionadas. En el estudio también se han identificado las señales implicadas en la desensibilización de dichos receptores. En este sentido, la activación con MCP-1 conduce a la formación de un complejo macromolecular formado por el propio receptor, la GRK2 y la arrestina que desacopla la proteína G. El CCR2 es finalmente internalizado en vesículas de clatrina, proceso en el que juega un papel fundamental la dinamina
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