Resumen:
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El diagnóstico de fístulaS raquídeaS de LCR, secundarias a desgarros o laceraciones durales, ya sean espontánea o postraumática, sigue siendo un reto diagnóstico en seres humanos y animales. En el contexto de traumatismo de la médula la detección de desgarros durales raquídeos es importante porque tales defectos pueden atrapar de forma aguda raíces nerviosas. Además, los desgarros durales aumentan el riesgo de meningitis, que puede causar un mayor desgarro dural y promover su apertura permanente, lo que a su vez puede conducir al desarrollo de meningocele postraumático. El meningocele sí tiene entonces el potencial de actuar como un foco crónico para el atrapamiento de la raíz nerviosa. Sin embargo, los desgarros durales y laceraciones son clínica y radiológicamente muy difíciles de diagnosticar. Se sabe que en humanos los traumatismos severos raquídeos, que además presentan fístula de LCR, confieren un peor pronóstico por esta específica complicación. Este subtipo de traumatismos presenta riesgo adicional de meningitis de repetición, así como aracnoiditis progresivas. Por ello es importante una prueba neurorradiológica fiable en su detección. Hasta ahora, dentro del cierto desconocimiento de esta complicación, el método de referencia era la TC? Mielografía. Se sabe actualmente que las imágenes de RM con inyección intratecal de contraste paramagnético permiten detectar con más sensibilidad y exactitud si existe o no fístula, su extensión y daños medulares asociados. El presente trabajo es un estudio de investigación neurorradiológica realizado en animales, sin que se hayan sacrificado especímenes al efecto, sino como resultado de la atención en Medicina Veterinaria, con traslación potencial a humanos....
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