Resumen:
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El silicio es un micronutriente esencial con multitud de efectos sobre diferentes células y tejidos animales. Sin embargo, muchos de sus mecanismos son todavía desconocidos. Además, a pesar de que en la actualidad hay un interés creciente por el silicio, los estudios poblacionales son escasos y por tanto no se ha llegado a un consenso para fijar su ingesta de referencia. El silicio de la dieta procede fundamentalmente del agua, aunque también se encuentra en cantidades relativamente elevadas en la cerveza, café, y alimentos de origen vegetal. Su biodisponibilidad difiere enormemente de unos alimentos a otros y depende de la forma química en la que se encuentre. A su vez, la concentración de silicio en el agua es tremendamente variable entre zonas geográficas, y dependiente del silicio del suelo. Por otra parte, debido al ciclo biogeoquímico que presenta, la concentración de silicio disponible para los seres vivos es progresivamente más baja. Todo ello sugiere la necesidad de establecer una ingesta de referencia que permita detectar grupos de población con ingestas sub-óptimas que podrían beneficiarse de una suplementación adecuada. Entre los efectos más importantes del silicio destacan los relacionados con a) la salud ósea y prevención de osteoporosis; b) la mejora de la enfermedad de Alzheimer (EA) por la capacidad del silicio para reducir los niveles tóxicos de aluminio en los tejidos; y c) la reducción del riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV) y de diabetes mellitus tipo 2 (DM2). Los beneficios del silicio están, por tanto, ligados a enfermedades crónico-degenerativas muy prevalentes en los países desarrollados, asociadas al proceso de envejecimiento. Además, se ha observado una disminución de silicio en los tejidos relacionada con la edad, que sugiere que las personas de edad avanzada podrían beneficiarse especialmente del consumo adecuado de este mineral...
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