Resumen:
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Las últimas décadas en América Latina han supuesto, como en otros lugares del mundo, un periodo de avances en la lucha contra las desigualdades de género. Estos avances se reflejan en la mayor presencia de las mujeres en la política, en la economía o, en general, en los puestos de poder; también en una mayor visibilidad de los temas o problemas que afectan sustancialmente la situación de las mujeres, por ejemplo, desde la salud reproductiva al acceso al empleo y, por último, en un cambio en la consideración de otras cuestiones como la violencia de género o el feminicidio, que han llevado a un mejor conocimiento de estas situaciones, una mayor denuncia y a la demanda de respuestas legales y políticas.
La persistencia en las desigualdades de género, sin embargo, se manifiesta, entre otros rasgos, a través de la desigualdad en el acceso a la educación, al trabajo remunerado, a los puestos de decisión política, económica o social, por la mayor probabilidad de sufrir situaciones de pobreza, por las cifras de mujeres que sufren violencia de género (dentro y fuera de la pareja), por la responsabilidad mayoritaria sobre los cuidados de la familia o de los dependientes.
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