Resumen:
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La alergia respiratoria, que afecta a un 25?30% de la población, es una de las principales causas de hipersensibilidad tipo I. Aunque la etiología de la alergia es compleja, la influencia tanto de factores genéticos como ambientales parece ser crucial en el desarrollo de esta enfermedad. La respuesta alérgica, que cursa con un predominio de células T colaboradoras tipo 2 (Th2) y la producción de anticuerpos IgE, se produce como consecuencia de una reacción inflamatoria frente a antígenos de diferentes fuentes biológicas. Se pueden distinguir dos fases de la enfermedad, una fase de sensibilización en la que se producen células de memoria, y otra efectora, en la que, tras una reexposición al alérgeno, tiene lugar la liberación de mediadores de la alergia por parte de células específicas, como basófilos y mastocitos, que provocan la aparición de los síntomas. Existen una gran variedad de pólenes implicados en el desarrollo de la respuesta alérgica, constituyendo el polen de gramíneas la principal causa de alergia en la cuenca mediterránea. La expansión de la desertificación en todo el mundo ha provocado un aumento de la presencia de plantas adaptadas a condiciones extremas de salinidad y sequía que ha provocado que la sensibilización a su polen haya aumentado. Entre ellas, Salsola kali actúa como un importante agente inductor de la alergia en la Península Ibérica debido a su papel como especie invasora de ciertos cultivos, incluyendo el olivo. Por otro lado, el polen del olivo, segunda causa de polinosis en la cuenca mediterránea, es el principal inductor de alergia en Andalucía debido a su intenso cultivo...
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