Título: | Cuerpo, emociones y crisis: Una perversión “terapéutica” |
Autores: | Vázquez Ferreira, Miguel Ángel. |
Tipo de documento: | texto impreso |
Editorial: | Intersticios, 2013-07 |
Dimensiones: | application/pdf |
Nota general: | info:eu-repo/semantics/openAccess |
Idiomas: | |
Palabras clave: | Estado = Publicado , Materia = Ciencias Sociales: Sociología , Materia = Ciencias Sociales: Sociología: Cambio social , Materia = Ciencias Sociales: Sociología: Investigación social , Tipo = Artículo |
Resumen: |
¿En qué mundo vivimos? En uno en el que, mientras los designios globales se regulan por intereses especulativos, la gente común sufre procesos crecientes de marginación y exclusión; en el que mientras una pequeñísima minoría, pese a la crisis, sigue obteniendo beneficios económicos millonarios, mientras la grandísima mayoría ve cada vez más difícil lograr su subsistencia. ¿Y cómo es posible que este mundo sea como es? Porque nos han engañado. Nos vienen engañando, a la “gente”, desde hace 25 siglos, que es la herencia de la cultura hegemónica a fecha actual; pero los mecanismos de engaño (que implican un doble aparato de legitimación discursiva amparada en valores humanistas, y de disciplinamiento cotidiano, basado en estrategias políticas de sometimiento) se depuraron significativamente con el proceso de modernización de la Europa Occidental. Sin embargo, atendiendo a la obra de Polanyi, ese modelo liberal cerró su ciclo dorado con las dos Guerras Mundiales; hubo un breve período, muy relativo, de “re- humanización” de nuestra existencia, amparado por el así llamado Estado del Bienestar, que a su vez llegó a su fin en los años 70. Entonces, un liberalismo “desenfrenado”, movilizado por la lógica de la globalización, comenzó a socavar nuestra existencia. Si la persona venía siendo relativamente secundaria con el impulso moderno del liberalismo, entonces se convirtió en algo plenamente prescindible: competencia, especulación y fraude (en sentido amplio), asumieron, como ideario, el protagonismo de la existencia del planeta. Se perdió, definitivamente, algo por el camino: nuestra condición de seres humanos, biológicos, afectivos, precarios, necesitados… Nuestros cuerpos han sido objeto de adoctrinamiento ideológico (si no, no se entiende que la modernidad haya producido la enfermedad de la anorexia-bulimia), nuestras emociones han sido objeto de las más burdas manipulaciones (todos necesitamos el reconocimiento, humano, de “el otro”; y en el tejido economicista que nos atrapa, se ha entrenado a expertos del management para que sean eficiente manipuladores del reconocimiento); y la crisis económica global, lejos de implicar a sus propiciadores, recae sobre los más débiles. Pero claro; el problema está en “nosotros”: no somos aptos para vivir el mundo que vivimos, según ha sido confeccionado (no por “nosotros”); luego hemos de “re-educarnos”. Bajo discursos legitimatorios de racionalidad (pura retórica a fecha actual), los mecanismos efectivos de sometimiento atraviesan el cuerpo y las emociones; y como no somos aptos, hemos de ser re-adoctrinados. Ello requiere una amplia labor de terapia (psicológica, emocional y corporal). Ahora toca elaborar mecanismos populares de resistencia; lo que supone, a mi modo de ver, una reapropiación de la inmensa capacidad de invención que tenemos y está siendo sistemáticamente reprimida. |
En línea: | https://eprints.ucm.es/34954/1/CUERPO%2C%20EMOCIONES%20Y%20CRISIS_%20UNA%20PERVERSI%C3%93N%20TERAP%C3%89UTICA.pdf |
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