Resumen:
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La creciente complejidad en el tratamiento farmacológico de los pacientes ha provocado un cambio en la forma de entender la actividad profesional en las oficinas de farmacia. Englobado dentro del concepto de la Atención Farmacéutica (AF), el seguimiento farmacoterapéutico ha colocado al farmacéutico como agente activo y corresponsable de los resultados en salud. Los problemas relacionados con los medicamentos: dosis no óptimas, prescripciones inapropiadas, bajo seguimiento de los tratamientos, son causas que elevan la morbilidad y la mortalidad por el mal uso de los fármacos y representan altos costes para la sociedad. Para evitar en lo posible estos problemas los pacientes requieren de la Atención Primaria (AP), de forma continuada, de la Atención Especializada (AE), en determinados procesos o agudizaciones de su enfermedad crónica, y de la Atención Farmacéutica (AF), para el seguimiento y buen uso de los tratamientos. Esta última se presenta como una alternativa de calidad que puede llegar a ser muy eficaz para conseguir mejorar el resultado de los tratamientos y la asistencia a los pacientes. Hay patologías que por sus características especiales en relación a su prevalencia y tamaño de población afectada, el farmacéutico comunitario puede aportar sus conocimientos para colaborar en el buen desarrollo del tratamiento. Una de ella es el estreñimiento, tratada como un síntoma, y no como una patología, se considera de manifestación subjetiva. El estado de malestar de las personas que lo padecen puede ser distinto para cada una de ellas, y va, desde trastornos relacionados con la dificultad en la evacuación de las heces, emisión de heces de escaso volumen, de consistencia aumentada, o dolor durante la defecación, a sensaciones personales como evacuaciones infrecuentes o sensación de evacuación incompleta. El estreñimiento puede ser percibido como un trastorno leve por el paciente, aunque lo suficientemente molesto como para requerir la ayuda de un profesional sanitario, y que es susceptible de ser tratado con medicamentos y/o con medidas no farmacológicas. Se trata por tanto, de un trastorno menor cuya atención se podría protocolizar con el objetivo de ofrecer al paciente la mejor atención posible...
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