Título: | The huns: Tradition and history : LOS HUNOS: TRADICCIÓN E HISTORIA |
Autores: | Bock, Susan |
Tipo de documento: | texto impreso |
Editorial: | Ediciones de la Universidad de Murcia (Editum), 1992-01-20 |
Dimensiones: | application/pdf |
Nota general: |
Antigüedad y Cristianismo; No. 9 (1992): The Huns: Tradition and History Antigüedad y Cristianismo; Núm. 9 (1992): Los Hunos: Tradición e Historia Antigüedad y Cristianismo; No 9 (1992): Les Huns: tradition et histoire 1989-6182 0214-7165 |
Idiomas: | Español |
Palabras clave: | Artículos |
Resumen: |
Just mentioning the Huns brings to mind the image of hordes of savages, dirty, dressed in skins, on horseback, devastating everything in their path (fields and cities) and leaving behind them death and barren lands. They were described by ancient authors as belonging to a race closer to animals than to humans, coming from some secret place in the world, sent by the Christian God as punishment and guilty of being one of the main causes of the fall of the Western Roman Empire1. Their passage through Western history was ephemeral, less than 90 years, but, according to most ancient historians, harmful to all the peoples they came into contact with; it might seem good news that they disappeared from the face of the earth after the death of their great king, Attila, in 453 AD. However, we will see later that the Huns, like all other nomads, played a very important and not always nefarious role2 in history. (Some historians, rightly or wrongly, maintain the hypothesis that the empire lost the provinces of Gaul, Spain, and Africa due to the push of the Huns, and others that the feudalization of Byzantium was late due to its presence in Central Europe. Almost ignored by the historians of their time, today, some 1500 years later, they have not been forgotten). (...) Sólo mencionar a los hunos trae a la mente la imagen de hordas de salvajes, sucios, vestidos con pieles, a caballo, devastando todo a su paso (campos y ciudades) y dejando tras ellos la muerte y tierras estériles. Fueron descritos por los autores antiguos como pertenecientes a una raza más cercana a los animales que a los humanos, procedentes de algún lugar secreto del mundo, enviados por el Dios cristiano como castigo y culpables de ser una de las principales causas de la caída del Imperio romano occidental1. Su paso por la historia occidental fue efímero, menos de 90 años, pero, según la mayoría de los historiadores antiguos, nefasto para todos los pueblos con los que entraron en contacto; podría parecer una buena noticia que desaparecieran de la faz de la tierra tras la muerte de su gran rey, Atila, en el año 453 d.C. Sin embargo, veremos más adelante que los hunos, igual que todos los demás nómadas, jugaron un papel muy importante y no siempre nefasto2, en la historia. (Algunos historiadores, con o sin razón, mantienen la hipótesis de que el imperio perdió las provincias de la Galia, España y África debido al empuje de los hunos, y otros que la feudalización de Bizancio fue tardía debido a su presencia en Europa Central. Casi ignorados por los historiadores de su época, hoy, unos 1.500 años más tarde, no han sido olvidados). (...) |
En línea: | https://revistas.um.es/ayc/article/view/63181 |
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