Resumen:
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Si bien el cine fantástico y de terror de nacionalidad española producido en los años sesenta y setenta tendía a anular todos aquellos rasgos localistas que permitiesen al público ubicar sus ficciones en el país en que fue producido en virtud de una mayor facilidad de exportación para sus producciones, una serie de largometrajes inscritos dentro de esta fructífera vertiente productiva de la industria cinematográfica nacional optó, por el contrario, por servirse de las particularidades de la topografía, las costumbres y los prejuicios persistentes en las zonas rurales del interior de España para articular un discurso que ofrecía una visión amenazadora e intimidatoria de nuestro país y de su cultura.
La película que centrará nuestro estudio, Una vela para el diablo (Eugenio Martín, 1973), se sirve de códigos genéricos característicos del thriller y del cine de terror para retratar el choque entre las vetustas y anacrónicas tradiciones de una nación que se abría a las modernas prácticas del resto de países tras dos décadas de autarquía. El largometraje de Eugenio Martín se convertiría en principal representante de esa corriente cinematográfica que, habitualmente inscrita dentro del fantaterror hispano, retrataba los aspectos más sórdidos y oscuros del país. En nuestro trabajo pretendemos dilucidar la manera en que los recursos formales y las constantes argumentales de la película de Martín son manejados por el cineasta para subrayar su discurso crítico y alegórico sobre la España de la época y la dictadura franquista.
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