Resumen:
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Desde finales del siglo pasado, por medio de procesos de reforma curricular (Yore &Treagust, 2006) y de la evaluación internacional de las destrezas científicas de los estudiantes(OCDE, 2001), se reclama un cambio metodológico en las aulas escolares orientadohacia el desarrollo de “competencias”. Además, en el contexto nacional e internacional,se detecta una preocupación sobre el interés decreciente del alumnado hacia lasasignaturas de ciencias –que tiene su continuidad en la elección de estudios universitarios–(OCDE, 2006). Este hecho se atribuye a un efecto combinado de la comprensiónsobre estas materias, las emociones que despiertan y la autoeficacia percibida por losestudiantes (Wang & Degol, 2017). Por ello, se demanda que el objetivo básico de la enseñanzade las ciencias en los niveles escolares sea el de facilitar la alfabetización científica(Banet, 2010), implicando a los estudiantes en las actividades características de laciencia –indagación o prácticas epistémicas– (Kelly, McDonald & Wickman, 2012) y dotándolesde autonomía para desarrollar pequeñas investigaciones que incluyan la formulaciónde hipótesis, el control de las variables, el uso de modelos, la argumentación, etc.(Windschitl, Thompson & Braaten, 2008)...
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