Resumen:
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El siglo XIX británico, su producción literaria, fue interesante para la crítica ochocentista, la crítica que daba cuenta de ella, de esa producción, en su momento histórico, siguió siendo interesante durante el siglo XX y sigue siéndolo en el siglo XXI. La literatura victoriana se ha examinado desde todos los puntos de vista imaginables. Los autores más leídos en su momento, Dickens o George Eliot, por ejemplo, han seguido ocupando de forma sostenida la atención de la crítica. Se ha estudiado a los autores menos leídos, Samuel Butler o Edwin A. Abbott, pero no han tenido tanta fortuna, o fortuna parecida, ciertos autores que representaron a un amplio sector del público lector, como Ouida o Mrs. Gaskell, autoras de obras que dejaron de interesar a un público mayoritario y, por tanto, han recibido un nivel de atención crítica relativamente modesto o, incluso, nulo. En los estudios históricos es interesante estudiar las irregularidades no menos que las regularidades, la regla y su contravención, los procesos continuos, las repeticiones y las ausencias y las rupturas. Hubo autores que apenas despertaron el interés del público o de la crítica en su momento, pero fueron autores a los que, posteriormente, cierta idea de la modernidad convirtió en autores de culto entre los lectores, William Blake o Gerard Manley Hopkins son un ejemplo de ello...
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