Resumen:
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El vertiginoso aumento de situaciones complejas en los contextos clínicos tales como la posibilidad para tomar decisiones sobre la propia vida, el cumplimiento de los últimos deseos y la administración o no de tratamientos específicos, refleja la imperiosa necesidad de regular los derechos de los pacientes moribundos (De Lillo, 2011; Maza Cabrera, Zavala Gutiérrez, & Merino Escobar, 2009). Conforme la enfermedad terminal progresa y se disipan las escasas probabilidades del “milagro terapéutico”, paliar, cuidar, consolar y ayudar a morir con dignidad al enfermo se convierten en objetivos prioritarios de la práctica clínica (Meghani, 2004; Ministerio de Sanidad y Consumo, 2007). Los profesionales sanitarios tienen que confrontar la necesidad de reconocer el instante en el que la enfermedad entra en estadio terminal, para así dirigir su práctica clínica hacia los Cuidados Paliativos competentes, y no a la rehabilitación y/o curación de la misma (Löfmark, Nilstun, & Bolmsjö, 2007; Rhymes, 1996)...
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