Resumen:
|
El concepto “disidencia” cobra sentido cuando las reglas que nos regulan, disciplinan y adormecen se evidencian en su radical arbitrariedad; cuando los que ganan regulando empiezan a ganar menos de lo acostumbrado y el peso de las consecuencias recae sobre los sometidos a su dictamen. En tiempos de crisis es imperativo reflexionar sobre los fundamentos; los fundamentos inconfesos del orden nominal y ficticio que nos atrapa. Henri Atlan propuso un concepto biológico de vida que fluctuaba entre la rigurosa permanencia inmutable del cristal y la evanescente mutación del humo; un concepto de “vida” que desdecía los cánones convencionales, una vida que, en realidad, era un constante e inestable circular entre lo vivo y lo muerto, entre el cristal y el humo. En estos tiempos, la ciencia sociológica tiene que reflexionar acerca de los fundamentos de nuestra condición de seres “sociables” (o sociablemente adoctrinados) estableciendo las fluctuaciones que regulan ésa nuestra condición (no somos seres pétreos o cristalinos, pero tampoco plenamente dúctiles o humídicos; somos una mezcla, todavía incomprendida, de ambas cosas... y mucho más...)
|