Resumen:
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En este estudio, hemos pretendido obtener dos objetivos fundamentales. Por una parte, establecer los rasgos geológicos fundamentales de un espacio geográficamente singular y que presenta el interés añadido de constituir el gozne entre dos dominios estructurales diferentes y que se interpenetran, dando como resultado un espacio de muy atractiva complejidad, geológica y geomorfológica. En este sentido, hemos cotejado cómo el acercamiento a la geología de nuestro espacio por parte de los geólogos españoles y extranjeros no es, sino un trasunto del progreso realizado por las Ciencias de la Naturaleza a lo largo del siglo XIX y primeras décadas del XX, pasados ya los primeros, aunque apasionantes, tanteos de los naturalistas ilustrados. Por ello y a tenor de cómo aquellos naturalistas abordaban la naturaleza de sus observaciones, nos centramos en el estudio de las grandes corrientes que, en Geología, se habían lanzado en la primera de estas centurias y cómo éstas habían tenido eco en nuestro país, primero, a través de la Escuela de Minas de Friburgo, que sentaría las bases científicas de nuestros primeros ingenieros, sustituida luego o, mejor, complementada por las tendencias imperantes en las siguientes décadas en la Francia y Gran Bretaña del momento. Así, Catastrofismo, Diluvialismo y, quizás de forma especial, Actualismo impregnarán la mente y la producción científica de nuestros Ingenieros de Minas y de las primeras promociones de geólogos. Paralelamente, se ha comprobado que se iba gestando en nuestro país el tejido científico, a tenor de los intereses económicos del Estado Liberal, pero también al vaivén de las siempre difíciles circunstancias políticas de nuestra desgraciada centuria. Junto a estas consideraciones, de naturaleza estrictamente geológica, epistemológica y de Historia de la Ciencia, se ha aportado, igualmente y a partir del conocimiento de las culturas protohistóricas e históricas que poblaron estas regiones, un estudio sobre la toponimia, mayor y menor, de nuestro territorio y con el que hemos creído demostrar la pervivencia en el mismo de nombres, y por tanto y quizás, también de hombres, de forma prácticamente ininterrumpida. Nuestro segundo objetivo se ha centrado en el análisis geomorfológico de nuestro espacio, sirviéndonos, de un lado, del análisis fotogeológico y la posterior fotointerpretación de las formas de relieve, así como de un trabajo de campo en el que nos hemos empeñado a lo largo de varias campañas. Este trabajo ha sido reflejado en cuatro hojas geomorfológicas a escala 1:50.000 realizadas sobre la base de nuestro Mapa Topográfico Nacional (404, 405, 432, 433, 459, 460. 485, 486)...
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