Resumen:
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Es un hecho que el diseño ha interactuado directamente con la economía, la sociedad y los ecosistemas a través de los sistemas diseñados; prueba de ello son sus efectos. Por una parte, el diseño ha contribuido al bienestar y desarrollo humanos mediante la transformación continua del entorno, de las ideas y de las cosas. Por otra parte, los sistemas que hemos diseñado también llevan décadas revelando que las decisiones tomadas por los diseñadores tienen sus efectos negativos sobre los ecosistemas, la sociedad y la economía; han contribuido en la generación y expansión de patrones de pensamiento y comportamiento insostenibles, cuyas consecuencias ponen en riesgo el desarrollo y bienestar humanos. Si bien es cierto que las causas y los efectos son múltiples y diversos, que ocurren en diferentes tiempos y espacios, y que es posible que no sean evidentes o tangibles; no cabe duda que los diseñadores influimos e interactuamos con los sistemas ecológicos, sociales y económicos, que somos responsables de las decisiones que tomamos y por lo tanto de sus consecuencias. Podemos inferir que los efectos negativos de nuestras decisiones de diseño devienen, entre otras cosas, de un problema de fragmentación, de un problema de organización del conocimiento, de la disociación del diseño, de la visión reduccionista en la que operamos al ignorar o desterrar aspectos, componentes o conexiones de la realidad por considerarlos consciente o inconscientemente no significativos...
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