Resumen:
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Desde hace décadas, la emergencia y el afianzamiento de las cadenas globales de valor (CGV) como estructuras fundamentales de la economía mundial han obedecido a la relativa estabilidad de las reglas de comercio internacional y los avances multilaterales en el seno de la Organización Mundial del Comercio. Esto ha permitido a los productores establecer redes a lo largo y ancho del planeta, a través de la fragmentación internacional de la producción, favorecida por la disponibilidad de las tecnologías necesarias. El principal objetivo de estas cadenas ha sido la búsqueda de eficiencia, y para ello se han seguido fundamentalmente estrategias de optimización y de reducción de costes.
Ello ha resultado en que durante las últimas décadas hayamos venido asistiendo a un despliegue acelerado de las CGV, fruto de cuatro factores principales. Uno de estos ha sido la incesante innovación tecnológica, que ha posibilitado la fragmentación productiva y el surgimiento de nuevos servicios. En segundo lugar, el abaratamiento y las nuevas condiciones de los transportes y las comunicaciones a escala mundial, que han estado mediados por el desarrollo y el despliegue de las TIC. En tercer lugar, la liberalización comercial y financiera que ha posibilitado el proceso y, por último, en cuarto lugar, las estrategias de desarrollo y de industrialización implementadas por los gobiernos de China y otras economías asiáticas.
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