Resumen:
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Aspergillus fumigatus es un hongo filamentoso saprófito que habita en numerosos nichos ecológicos y generalmente en el suelo enriquecido con material orgánico. Como forma de dispersión, libera un gran número de esporas al aire que son inhaladas constantemente por animales y personas. Los individuos inmunocompetentes son capaces de eliminarlas eficazmente, sin embargo, los individuos inmunocomprometidos, especialmente los pacientes onco-hematológicos y trasplantados, no son capaces de deshacerse de ellas, colonizando el tejido pulmonar y produciendo enfermedad invasiva que en muchos casos deriva en diseminación hematógena. A. fumigatus es el principal agente causal de un grupo de patologías conocidas generalmente como aspergilosis pero que engloban una gran diversidad de manifestaciones clínicas que varían en función del tipo de infección y del estado inmunitario del huésped. Dentro de todas ellas, la aspergilosis invasiva (AI) es la manifestación clínica más severa así como la más común. Como el diagnóstico precoz es difícil y el tratamiento complejo se puede entender que los antifúngicos se utilicen a la menor sospecha de infección. Así, el protocolo de tratamiento de la enfermedad base incluye la profilaxis con antifúngicos. Esta situación ha facilitado el desarrollo de resistencias secundarias a los fármacos más empleados, los azoles. Los compuestos azólicos más importantes son el voriconazol, el itraconazol, el posaconazol y recientemente, el isavuconazol que inhiben la C14 ?-esterol de metilasa bloqueando la síntesis del ergosterol y afectando al crecimiento fúngico...
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