Resumen:
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La Cuenca de Los Cameros, situada en el sector NW de la Cadena Ibérica, contiene una potente serie sedimentaria (hasta 9000 m) de carácter fundamentalmente continental y de edad Jurásico terminal-Cretácico inferior, que se depositó en un régimen distensivo muy subsidente. En su evolución se pueden distinguir tres eventos geotectónicos principales: 1) la extensión sin-rift y relleno sincrónico (Jurásico terminal-Cretácico inferior); 2) el metamorfismo post-rift (Cretácico medio-superior) y 3) la inversión tectónica o destrucción en régimen compresivo (Terciario). El relleno de la cuenca (Titónico-Albiense inferior) constituye un gran ciclo limitado por discontinuidades estratigráficas mayores, que se puede dividir en seis secuencias deposicionales. En el desarrollo de la cuenca se diferencian dos etapas de rifting. En la primera (Jurásico terminal) se formaron también las otras dos cuencas principales del Rifting Ibérico: Ibérica meridional y Maestrazgo. Durante el Valanginiense-Hauteriviense, como resultado de la atenuación del proceso de rifting, se redujeron en las tres cuencas tanto la tasa como las áreas de sedimentación. La segunda etapa de rifting (BmTemiense-Albiense inferior) ocasionó una aceleración en la acumulación de sedimentos en las tres cuencas, que fue especialmente acusada en Los Cameros. Además, se reconoce un marcado paralelismo entre los ciclos de extensión de las facies lacustres en la cuenca de Los Cameros y los ciclos eustáticos globales. Estructuralmente, la Cuenca de Los Cameros es interpretada como una cuenca sinclinal formada sobre una rampa de buzamiento sur que conecta dos rellanos de una falla extensiva situada a varios kilómetros de profundidad, dentro del zócalo. El desplazamiento de dicha falla produjo la cuenca e hizo aumentar sus dimensiones progresivamente. Los depocentros de la secuencias de depósito fueron migrando hacia el norte en las unidades progresivamente más modernas, a consecuencia del desplazamiento de la falla. Durante la compresión tercim'ia (durante el Paleógeno y hasta el Mioceno inferior), se produjo la inversión de la cuenca, mediante un cabalgamiento neoformado en su margen norte (sobre la cuenca del Ebro, con un desplazamiento de hasta 30 km) y un sistema de cabalgamientos en su borde sur (sobre las cuencas del Duero y de Almazán).
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