Resumen:
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La digitalización de los medios ha dejado obsoleta la noción de medios de comunicación. Actualmente la producción y distribución de información, es decir, el objeto de los medios de comunicación tradicionales, ha desbordado ese ámbito para trasformarse en un problema central en muchos otros. Los medios digitales se han situado, de esta forma, en el epicentro de esa problemática, y la atención a la manera más eficaz de procesar la información se ha convertido en una de las cuestiones centrales para toda disciplina, desde la medicina, pasando por la astrofísica, hasta las humanidades y las ciencias sociales. Así, la preocupación por la gestión de la información define, en parte, lo que ha significado el siglo XX y la pequeña parte que llevamos vivida del XXI. Pero desde el punto de vista cultural, esta preocupación ha existido siempre si atendemos a aquella concepción de cultura que la entiende como la información compartida por un grupo de personas, las cuales conforman un sistema cultural concreto. De todas formas, y en consonancia con lo antes mencionado, no es, tal vez, hasta ese siglo XX cuando las instituciones sociales y culturales se configuraron en torno a las actividades de producción, distribución y gestión de la información -almacenamiento, procesamiento, tratamiento estadístico, etcétera- dando lugar a concepciones sociales como la discutida sociedad de la información, o culturales como la de cultura digital. Es, precisamente, ésta última una de las que aborda el cambio en los valores y las expectativas que el posicionamiento de la gestión de la información en el centro de la discusión cultural ha provocado. En esos cambios han tenido una tremenda importancia las tecnologías digitales y computacionales, si bien éstas responden también a inquietudes previas, es decir, no se puede entender que los cambios sean directa y únicamente causa de las tecnologías, aunque éstas sí funcionan como mediadoras culturales, respondiendo a inquietudes y provocando, a su vez, cambios culturales...
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