Resumen:
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Muchas de las poblaciones de aves son migratorias, es decir realizan desplazamientos en respuesta a los cambios estacionales en las condiciones ambientales. Esto provoca que los individuos envueltos en estos movimientos afronten diferentes condiciones y peligros a lo largo del año. A pesar de estos retos, la migración ha evolucionado debido a que las ventajas compensan en muchas ocasiones los inconvenientes asociados a los peligros de una vida itinerante. Sin embargo, el balance entre los beneficios y costes de la migración pudieran verse descompensados por culpa del cambio global dando lugar a cambios en el patrón actual de los movimientos de muchas poblaciones de aves. Para poder realizar un diagnóstico de su situación actual y elaborar estrategias específicas para su conservación, es indispensable conocer la relación de las especies migratorias con las condiciones ambientales que les rodean. El estudio de los factores que determinan la distribución y la abundancia de las aves migratorias es difícil de abordar ya que estos se manifiestan a lo largo del ciclo anual en diferentes áreas. En este sentido, el invierno es una época crítica para este grupo de especies al tener que afrontar bajas temperaturas y escasez de alimentos. Esto ha sido difícil de estudiar en muchos casos por la falta de datos sobre la distribución de sus poblaciones en esa época del año. Sin embargo, la creciente disponibilidad de datos procedentes de emisores satélite de seguimiento (por ejemplo, Movebank), recuperación de anillas (por ejemplo, EURING) y programas de ciencia ciudadana (por ejemplo, eBird), junto con el acceso sin precedentes a potentes análisis bioinformáticos y diferentes técnicas estadísticas, nos permite avanzar hoy en el conocimiento de la ecología de las aves a lo largo de todo el año...
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