Resumen:
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Los nucleótidos, que se comportan como neurotransmisores en el SNC, se encuentran implicados en una gran variedad de procesos fisiológicos y patológicos (Bodin & Burnstock 2001). Este papel como neurotransmisores se debe a que pueden activar diferentes receptores específicos de la membrana celular, denominados receptores purinérgicos P2 (Burnstock 2007). Estos receptores se dividen en dos grupos: receptores ionotrópicos (P2X1-7) y receptores metabotrópicos (P2Y1,2,4,6,11-14) (Burnstock et al 2012). Los receptores metabotrópicos P2Y se expresan en los diferentes linajes celulares del SNC donde regulan una gran variedad de procesos fisiológicos como la proliferación, crecimiento o supervivencia celular (Khakh & Burnstock 2009). Dentro de los receptores P2Y, el receptor P2Y2 posee unas características estructurales especiales que le permiten interaccionar tanto con integrinas como con otros receptores, lo cual hace que esté implicado en numerosos fenómenos fisiológicos y patológicos (Weisman et al 2012). De hecho, se ha postulado que el receptor P2Y2 representa una prometedora diana terapéutica para el tratamiento de algunas enfermedades. El papel neuroprotector asociado a dicho receptor ha sido observado principalmente bajo condiciones de neuroinflamación, estrés oxidativo y en enfermedades neurodegenerativas (Weisman et al 2012). Normalmente, estas situaciones se encuentran asociadas a un aumento de la cantidad de proteínas mal plegadas en el interior celular, hecho relacionado a su vez con un mal funcionamiento del Sistema Ubiquitina-Proteasoma (UPS) (Dantuma & Lindsten 2010). El UPS es el principal sistema encargado de controlar la proteostasis celular (Kaushik & Cuervo 2015), degradando de una manera específica y selectiva la mayoría de las proteínas intracelulares. Mediante la acción coordinada de las enzimas E1, E2 y E3, la proteína a degradar será marcada con una cadena de moléculas de Ubiquitina para posteriormente ser degradada por el proteasoma (Hershko & Ciechanover 1998)...
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