Resumen:
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En el primer tercio del siglo XX la sociedad de masas irrumpió con fuerza en el escenario de los países desarrollados. España no permaneció al margen de las convulsiones que sacudieron a Europa en el nacimiento de la sociedad de masas. La mayor disponibilidad de tiempo libre encontró un nuevo espacio en el deporte. En este complejo entramado, la práctica y la afición por el deporte fue difundiéndose a través de la escala social española, desde las restringidas elites de principios de siglo a las clases medias urbanas y, posteriormente, al mundo del trabajo, de la mano de la implantación de la jornada laboral de 8 horas y la elevación de los ingresos de los trabajadores. Con su popularización la oferta deportiva registró sustanciales modificaciones, los deportes aristocratizantes como la esgrima o la hípica fueron cediendo protagonismo a otras prácticas menos elitistas, como el ciclismo, las carreras todavía denominadas con el apelativo inglés de cross, el boxeo, la democratización del excursionismo y, de manera particular, el football.
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