Resumen:
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El socialismo en el siglo XXI necesita articular bases compartidas que permitan ir construyendo referentes teóricos. Para cimentar referentes científicos acerca del socialismo hace falta precisar algunos lugares compartidos, si bien, al configurar el socialismo una propuesta normativa, esta tarea se torna ciertamente complicada. Intentando superar las dificultades, hace falta, en primer lugar, una definición de lo que sea el socialismo. La posibilidad de pensar el socialismo pasa por una reconsideración de la naturaleza humana y por una construcción de un lenguaje diferente sostenido en prácticas diferentes. En tercer lugar, hay que detenerse en el papel del Estado, lugar esencial, junto a la participación, del impulso de la sociedad socialista (la construcción de un Estado comunal es, por tanto, una apuesta radical). En cuarto lugar, hay que precisar cuáles son los elementos que debieran articular ese socialismo y en qué se diferencia de las prácticas del socialismo en el siglo XX (con una enunciación de sus aciertos y errores, del papel del nuevo sujeto plural y de los problemas que implica un supuesto “socialismo científico”). Por último, está pendiente establecer cuáles son los valores que hay detrás de lo que vaya a ser el socialismo en el siglo XXI. Nada aporta construir un marco teórico autoalimentado que no se confronte con los marcos teóricos que supuestamente sustentan las peticiones políticas de superación del modelo socialista.
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