Resumen:
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A pesar de todos los recientes avances diagnósticos y el amplio armamentario terapéutico, la endocarditis infecciosa sigue siendo una enfermedad grave que conlleva una elevada mortalidad intrahospitalaria. La vegetación es la lesión más característica de la enfermedad, y se considera un criterio diagnóstico. El ecocardiograma es la herramienta fundamental para su detección. Sin embargo, sigue existiendo controversia respecto a cuáles son los factores que determinan el tamaño de la vegetación. Es más, a pesar de ser una parte integral de la fisiopatología y diagnóstico de la enfermedad, la contribución del tamaño de la vegetación al pronóstico de la enfermedad sigue siendo objeto de debate. Se ha realizado un gran esfuerzo para identificar a los pacientes de alto riesgo que se podrían beneficiar de un tratamiento agresivas. Diferentes estudios han llegado a diferentes conclusiones, debido a la variabilidad en su metodología, a los criterios diagnósticos, al escaso número de pacientes incluidos, al carácter retrospectivo o prospectivo, y al uso del ecocardiograma transtorácico o transesofágico. Teniendo en cuenta las consideraciones anteriores, se ha llevado a cabo este estudio, basado en los hallazgos del primer ecocardiograma transesofágico en el episodio de endocarditis
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