Resumen:
|
Las enfermedades neurodegenerativas que afectan al segmento posterior del ojo se caracterizan por ser devastadoras. En su mayoría son crónicas y pueden cursar con un daño progresivo del nervio óptico y la pérdida de células ganglionares de la retina (CGR), fotorreceptores y otras células de la retina ocasionando la pérdida de visión. Una de las estrategias terapéuticas encaminadas al tratamiento de estas patologías es la neuroprotección, que se centra en prevenir, limitar, y en algunos casos revertir, la degeneración o muerte de las células neuronales. En el caso de la neuroprotección ocular, una aproximación terapéutica consiste en la administración de factores neurotróficos exógenos encargados de modular el crecimiento, la diferenciación, la reparación y la supervivencia de las neuronas gracias a su unión a receptores específicos. Estos factores engloban una amplia variedad de sustancias entre las cuales cabe destacar el Factor Neurotrófico Derivado de la Glía (GDNF), cuyo efecto neuroprotector ha sido demostrado en diversas patologías oculares. También existen otras moléculas terapéuticas que ejercen efecto neuroprotector a nivel ocular mediante mecanismos de acción diferentes a los factores neurotróficos. Un ejemplo son los antioxidantes que se destinan a paliar el daño oxidativo que acompaña a las patologías retinianas. En este sentido, la melatonina juega un papel importante ya que presenta un potente carácter antioxidante, atenuando el daño celular causado por los radicales libres tanto en las CGR como en los fotorreceptores. En esta misma línea, la administración de vitaminas antioxidantes se plantea de igual modo como una alternativa terapéutica encaminada a contrarrestar el daño oxidativo. Concretamente, la vitamina E (VitE) ha demostrado actividad en diferentes enfermedades de la retina en las que se produce, entre otros, estrés oxidativo...
|