Resumen:
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Los progresistas intentaron crear la imagen de una Reina que encajara con su proyecto propio de Estado-nación, liberal y burgués. Con este propósito mezclaron cuatro elementos: la edad, el género, la españolidad y el carácter burgués. El modelo simbólico progresista tuvo dos fases: la de la creación de la imagen de la “reina niña” como “iris de paz y libertad” entre 1833 y 1839, y luego, entre 1840 y 1843, el de la forja de la reina como una “alumna de la libertad”. El deseo de establecer esta imagen conllevó una batalla en la corte, especialmente durante la Regencia del general Espartero. Hubo entonces en Palacio tres grupos: esparteristas, agentes de María Cristina, y seguidores del infante Francisco de Paula. La batalla en la corte se saldó con el golpe palatino de noviembre de 1843 que acabó con el gobierno progresista de Olózaga.
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