Resumen:
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La idea de un nivel profundo que se deformase plásticamente ("astenosfera") surgió de la mano de la isostasia, pero se convirtió en un imperativo con la revolución movilista. Creyendo que el manto inferior era demasiado rígido para fluir, los geofísicos de los años 60 se apresuraron, con una conducta que se nos antoja muy poco científica, a proclamar, basándose en la existencia de zonas dispersas del manto superior con velocidades sísmicas bajas, que habían identificado el "necesario" nivel de despegue de la litosfera respecto al resto del manto. La dependencia artificial del paradigma movilista con respecto a esta capa llevó a muchos científicos a inauditas defensas de una astenosfera global contra los datos que ellos mismos presentaban. La tomografía sísmica, que ha revelado que todo el manto terrestre fluye, ha permitido una vuelta, aún incompleta, a la realidad, en la que la astenosfera comienza a ser descartada tanto por innecesaria como por inexistente. Sin embargo, apenas se han producido rectificaciones explícitas, y tanto muchos textos como artículos científicos siguen empleando el viejo término. El surgimiento, evolución y defunción de este concepto puede servir como un excelente ejemplo de aula sobre el funcionamiento de la Ciencia real.
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