Resumen:
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La Primera Guerra Mundial marcó un antes y un después en la Historia del Periodismo, tanto escrito como gráfico. Los periódicos se convirtieron en el objeto más deseado por millones de familias que, tras ver a sus jóvenes partir hacia el frente, querían leer los partes de guerra oficiales y, sobre todo, las listas de bajas que, a duras penas, la censura permitía publicar. Nunca la prensa fue tan necesaria y nunca fue tan evidente su manipulación por parte de los gobiernos, que necesitaron de todos los recursos intelectuales y mediáticos a su alcance para mantener la adhesión de la sociedad a una guerra que parecía no acabar nunca. Las empresas periodísticas tuvieron que hacer frente a fuertes inversiones en corresponsalías en las principales ciudades europeas y en la contratación de servicios de agencias de noticias, para obtener información de la guerra al margen de los cauces oficiales. Todo ello en medio de la carestía de materias primas, como el papel y la tinta, que encarecieron los costes de manera exponencial. Publicar un diario resultaba carísimo. Aún así, en términos generales, la prensa hizo un gran esfuerzo de cobertura del conflicto. Reconocimiento expreso de tamaño esfuerzo es la consideración, todavía hoy, por parte de los historiadores, sobre todo anglosajones, de muchos de los periódicos que informaron acerca de la guerra. Sus crónicas, fotografías y gráficos han sido conservados y analizados como fuentes documentales primarias para construir el relato histórico de la Primera Guerra Mundial...
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