Resumen:
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Tras la firma del tratado de Utrecht entre Gran Bretaña y España, en el que se confirmo la pérdida de Gibraltar, Felipe V inicio una política revisionista para la retrocesión de la plaza. Desde entonces, la recuperación de Gibraltar ha sido un objetivo permanente de la politica exterior española. Con este propósito, durante el siglo XVIII, se utilizaron indistintamente instrumentos diplomáticos y bélicos. Muchas fueron las veces que Gran Bretaña o Francia prometieron la devolución, en el caso de los británicos, o ayuda para su reconquista, en el caso de los franceses, pero la debilidad española y la mala dirección de los ministros y diplomáticos españoles hizo imposible su recuperación. Por dos veces, España intento por la vía de las armas recuperar la plaza. Sin embargo, no cabe duda que en el último sitio, (1779-1783), el ingenio se alió con los británicos, que supieron sacar ventaja de los avances técnicos, aplicados al campo militar. En cambio, los españoles, que confiaron en las baterías flotantes incombustibles e insumergibles de darccon, malgastaron su ingenio, dinero y tiempo. Durante el siglo XIX, España abandonó definitivamente el recurso de la guerra como forma de recuperar Gibraltar. Fue en este siglo cuando se consolidó la politica británica de los "hechos consumados" a apropiarse mas terreno del cedido en Utrecht y mas aguas en la bahía que no pertenecían al puerto de Gibraltar
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