Resumen:
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Con un artículo en El País de 24-6-93, sobre "Competitividad y política industrial", el ex-ministro Claudio Aranzadi se despedía de su cartera de Industria señalando que el objetivo de toda su política industrial había sido "la promoción de la competitividad de las empresas industriales", lo cual, a pesar de ser uno de los objetivos centrales de toda la política del Gobierno, no autorizaba, a su juicio, a considerar como política industrial a la totalidad de la política económica (Aranzadi, 1993). Esto último parece lógico, pues aunque se comprende que en un sistema económico basado en la competencia toda la política gubernamental apunte al fomento de la competitividad --que en definitiva no es sino el éxito en la batalla competitiva global--, puede ser excesivo incluir dentro de la política industrial a lo que han sido las políticas macroeconómicas clásicas --entre las que Aranzadi citaba las políticas de demanda, de rentas, de infraestructuras y de formación--, la mayoría de las cuales son anteriores incluso al relativamente reciente fenómeno de exaltación internacional de la competitividad al primer plano de la actualidad político-económica.
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