Resumen:
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El sistema kantiano acoge en su desarrollo múltiples dicotomías que afectan a la estructura misma de la razón. Por un lado se reconocen dos etapas bien diferenciadas en la exposición de su teorías, la etapa precrítica y la etapa crítica; por otro lado dos son los usos posibles de la razón: el uso teórico y el uso práctico, el primero orientado al conocimiento de la verdad, el segundo dirigido a hacer real un objeto; además, la propuesta de conocimiento kantiana, se basa en la distinción entre fenómeno y noúmeno. Partiendo de la experiencia del primero y, gracias a la subjetividad trascendental, podemos llegar a formular una ciencia universal y necesaria, pero ese conocimiento es imposible respecto del noúmeno que solo podemos pensar. A pesar de todas estas dicotomías, o tal vez precisamente por ellas, expresa Kant continuamente su interés en presentar un sistema cerrado. Especialmente en el caso de la razón, ha de asegurarse su unidad. En la Crítica de la razón práctica esa unidad es garantizada por la libertad, que se convierte en piedra angular de todo el sistema. Esto aparece expresado explícitamente al inicio de la segunda Crítica. Entender el papel de la libertad en el uso teórico de la razón es la clave para valorar si el cierre de sistema se ha cumplido. En la Crítica del Juicio la propia explicación de la experiencia reclama unas leyes que, más allá de su expresión científica, universal y necesaria, nos llevan a un fundamento nouménico que estará a la base de cualquier uso posible de la razón
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