Resumen:
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El desarrollo de bioprocesos ha experimentado un enorme crecimiento en las últimas décadas. Las ventajas que presentan los procesos realizados con células vivas y sus enzimas, utilizados como biocatalizadores, junto con las cada vez más exigentes restricciones energéticas y de emisiones contaminantes promovidas por las instituciones internacionales, han centrado la atención de la comunidad científica en esta área, recibiendo un gran impulso por parte de organismos públicos y privados. Dentro del elevado número de variables que hay que considerar en el cambio de escala de un bioproceso y su puesta en marcha, el estudio de la influencia de las condiciones fluido-dinámicas es uno de los aspectos más relevantes, ya que determina las velocidades relativas de un conjunto de fenómenos claves para asegurar el comportamiento deseado de los procesos que se pretende llevar a cabo. La fluido-dinámica condiciona no sólo el transporte de materia entre fases en los reactores, tanto a nivel de contacto entre las fases líquida y sólida (células), sino también el transporte gas-líquido cuando alguno de los sustratos se encuentra en fase gas. Además, determinadas condiciones de agitación pueden comprometer seriamente la integridad del biocatalizador, como ocurre en los sistemas biológicos con células completas, donde pueden inducirse situaciones de estrés hidrodinámico, debido a la colisión entre las células y los elementos sólidos del reactor o, simplemente, por el esfuerzo cortante que se origina con la agitación. También puede inducirse un estrés oxidativo, que se produce en sistemas aerobios por un desequilibrio entre el exceso de especies reactivas del oxígeno y la capacidad celular para destoxificar el medio...
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