Resumen:
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La estenosis aórtica es probablemente la valvulopatía más importante en el mundo occidental, debido a su alta prevalencia y al grave impacto que tiene sobre la calidad y esperanza de vida de las personas que la padecen, de modo que la supervivencia en los pacientes sintomáticos es de aproximadamente un 50% a dos años. Durante décadas, la sustitución valvular quirúrgica ha sido la única opción de tratamiento con capacidad para modificar el pronóstico de la estenosis aórtica, y sin embargo, un 30% de los pacientes con estenosis aórtica severa sintomática no son operados por diversos motivos. En los últimos años, la sustitución valvular aórtica con catéter (TAVI) ha surgido como una opción de tratamiento para pacientes inoperables y de alto riesgo quirúrgico. La TAVI es superior al tratamiento farmacológico, reduciendo la mortalidad y mejorando los síntomas; además, en pacientes de alto riesgo quirúrgico, la TAVI tiene resultados al menos tan buenos como la cirugía. En la última década se ha producido un gran avance en los dispositivos y técnicas disponibles para TAVI, lo que ha contribuido a mejorar los resultados y reducir las complicaciones. La oposición al flujo sistólico en la estenosis aórtica viene determinada por la suma de la obstrucción valvular y la carga vascular. Esta última a menudo se encuentra anormalmente alta en la estenosis aórtica, debido a la hipertensión arterial y a la alta prevalencia de enfermedad vascular sistémica que presentan estos pacientes, lo que contribuye de forma importante a la postcarga total del ventrículo izquierdo. Además, entre la obstrucción valvular y la carga vascular existe un fenómeno de interdependencia, de forma que al reducir uno de los componentes aumenta el otro, y a la inversa...
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