Resumen:
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El trabajo enfrenta un doble propósito: metodológico y de contenido. Metodológicamente quiere poner a la vista que el trabajo de la Crítica de la Razón pura es, en tanto que "crítico", un trabajo de carácter fenomenológico. Esto quiere decir que se trata de un trabajo que pone a la vista el modo de ser de la Razón en tanto que concernida por sí misma y por su inalienable finitud, que es, todo ello, lo que entendemos por su facticidad. La copertenencia por tanto de "objeto" y "método" de la Razón. La facticidad viene a encontrarse en la Crítica en dos respectos. El respecto lógico, el hecho de que el conocimiento en general tiene lugar siempre sólo como reflexión (como lógos), marcada por la estructura fundamental del juzgar. La facticidad del juzgar consiste entonces en el terreno del "tránsito", la articulación misma del juego de las Facultades como finita. Donde una tal articulación que tiene su clave en la finitud de tal juego, en el hecho de que siempre es un cierto "habérselas con" la nada de la Razón; como el sentimiento de (en que consiste) nuestro propio ser en tanto que seres que piensan. Es lo que a nuestro juicio significa la "estructura" . En este respecto lo "metafísico" no es sino la propia facticidad de la lógica en relación a la validez del conocimiento teórico, que es la que asume el sentido de "trascendental". En el respecto teórico-cognoscitivo la facticidad consiste en la finitud del conocimiento, que tiene lugar siempre y en cada caso (fácticamente) en tanto que "teoría": es lo que se expresa en la doctrina de la autoafección (o del autoconocimiento). La clave del esquematismo está en el hecho de que el conocimiento no puede nunca separarse de su fáctico acontecer, lo que quiere decir que este acontecer, tanto si es empírico como si es trascendental, debe estar afectado por una y la misma finitud, la de la idealidad del fenómeno, que constituye el índice inalienable de toda postración teórica. Tenemos así que ahora la facticidad consiste en la afección, como el "sentimiento" de (en que consiste) nuestro propio ser en tanto que seres que conocen. En este respecto lo metafísico viene a ser la "empiricidad" misma del conocimiento, que tiene su clave en el movimiento como el dato mismo de nuestro ser expuesto a la experiencia (en cierto modo de nuestro conocer como "experiencia"). "Empiricidad" que profundiza e insiste en la finitud del registro trascendental en el que descansa el discurso de la primera Crítica.
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