Resumen:
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Desde su nacimiento en el siglo xix, la antropología y la etnología estuvieron inextricablemente unidas a la exploración de la diversidad religiosa. Ello ha sido posible, entre otras cosas, gracias a la adopción de definiciones de lo religioso especialmente flexibles pensadas para aceptar como «religiosas» creencias y conductas eventualmente insólitas. El objetivo de este artículo es dar cuenta del desarrollo, implicaciones, hegemonía y crítica de tales definiciones. Para ello, se parte de la recopilación y análisis de las numerosas definiciones de los fundadores de la disciplina en el siglo xix, entre las que encontramos definiciones sustantivas que se han generalizado con éxito hasta hoy en día. En segundo lugar, se abordan los argumentos que supusieron la crisis de las definiciones clásicas y la emergencia del estilo definicional ostensivo que ha caracterizado buena parte de la etnografía del siglo xx. Y por último, se da cuenta del regreso de las perspectivas clásicas a finales del siglo xx y principios del xxi, panorama en el que la antropología social de la religión se maneja hoy en día.
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