Resumen:
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La violencia de género es considerada una epidemia global. Las Naciones Unidas (ONU, 2015a) afirman que hasta un 70% de las mujeres sufre maltrato en su vida. Es más, la principal causa de muerte entre las mujeres de 16 a 44 años es el asesinato por parte de sus parejas o exparejas, según la Organización Mundial de la Salud (2005). En España, los asesinatos por violencia de género no han descendido desde el año 1999. Las jóvenes (20-30 años) son el segundo grupo etario con mayor número de mujeres asesinadas (Instituto de la Mujer, 2015a; Chuliá, 2015). Además, son más vulnerables al maltrato psicológico, porque la toleran en mayor grado que las personas más adultas (Delegación del Gobierno para la Violencia de Género [DGVG] y De Miguel, 2015). Los maltratadores, por ejemplo, hacen uso de las TIC para ejercer el control y maltrato emocional. Estas conductas violentas son más sutiles o ‘invisibles’, comparadas con aquéllas físicas y sexuales. Sin embargo, su impacto emocional es peor que el de la violencia física, e incluso pueden predecir el asesinato (Navarro, 2015). En la actualidad, la violencia psicológica es el tipo de maltrato más extendido y tolerado socialmente, según la Macroencuesta 2015 española. Existe un consenso respecto a que la causa de la violencia de género radica en la forma de pensar machista. Se basa en el modelo patriarcal y los maltratadores utilizan la violencia para mantener la desigualdad de poder entre el hombre y la mujer (DGVG y Red2Red Consultores, 2013). Así, la violencia de género es un problema cultural y estructural. La prevención y reducción comienzan por cambiar la mentalidad o actitudes tolerantes hacia cualquier manifestación de maltrato...
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