Resumen:
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La interpretación de instrumentos musicales de forma profesional requiere una destreza adquirida por medio del ensayo durante años, y hace del movimiento repetitivo y la postura forzada, un medio laboral habitual. Existen alteraciones musculoesqueléticas y articulares en el sistema locomotor de violistas y violinistas como neuralgia cervicobraquial, síndrome del desfiladero cervico-torácico, neuropatía del cubital, artrosis del pulgar, neuropatía del radial o síndrome del túnel carpiano que han sido asociadas al hecho laboral. Sujetar el violín o viola obliga a adoptar una posición asimétrica corporal y adelantar la posición del cráneo, produciendo una contracción irregular muscular y una deflexión mandibular hacia la derecha para mantener estable el instrumento. A esta posición se suma la presión que se ejerce entre el mentón y el hombro que oscila entre 30 a 70 Newtons en el momento de la ejecución instrumental. Esto produce una serie de alteraciones musculares (aumento de dolor a la palpación en el músculo esternocleidomastoideo, trapecio e inserción del temporal izquierdo y contracción asimétrica del músculo pterigoideo lateral izquierdo; patrones electromiográficos alterados en trapecio, esternocleidomastoideo, deltoides y bíceps), óseas (aumento unilateral de la longitud del cuerpo mandibular y disminución de la altura facial inferior), dentarias (vestibuloversión de incisivos superiores), articulares (mayor prevalencia de signos y síntomas de alteración temporomandibular: dolor a la palpación articular, ruidos articulares y dolor en movimientos excursivos o en máxima apertura, disminución del espacio articular e irregularidad de la superficie condilar con presencia de erosiones y/o aplanamiento en la misma…etc.), y dermatológicas (Presencia de placa liquenoide hiperpigmentada o eritematosa cervical)...
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