Resumen:
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Si la atención que los códices diplomáticos han recibido hasta el momento se fundamenta en su prevalencia como conjuntos de fuentes históricas de primer orden, acudimos a ellos ahora con una mirada heterogénea: aquella perspectiva que los sitúa en el núcleo del estudio como documentos capaces de articular los ejes centrales de una investigación en torno a sí mismos, como unidades documentales demandantes de un análisis global capaz de esclarecer los fundamentos relativos a su arquitectura documental, su motivación originaria, las adaptaciones más notables que registran promotores y copistas para conformar un sistema teleológico, en ocasiones complejo, orientado a satisfacer unas demandas generalmente archivísticas, administrativas, jurídicas, pero también de carácter cronístico o incluso ostentativo, derivadas de las más variadas situaciones, siempre críticas, por las que atraviesa la institución en el momento de su confección. Acercarnos a la compleja realidad de la producción de códices diplomáticos en la península pasa necesariamente por el estudio de las evidencias escriturarias transmitidas por los copistas y escribanos en los propios códices, en sus regestos o diplomas, prólogos, anotaciones marginales o iluminaciones; supone descubrir la génesis de una actividad productora reflexiva y sometida a las necesidades del monasterio, catedral o institución que propone su copia mediante una aproximación empírica a las características de, en este caso, un tipo determinado de códice diplomático, el denominado becerro, considerando en todo momento que la fiabilidad de los resultados a obtener de ella solo podría acreditarse mediante una investigación fundamentada sobre una muestra suficientemente representativa de los mismos...
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