Resumen:
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Entre el origen de las cooperativas de crédito y la nueva “banca social” median unos cien años, en los que los sistemas bancarios han sufrido una transformación extraordinaria. A pesar de sus diferencias, ambos tipos de instituciones surgieron por unos motivos semejantes: la exclusión financiera de colectivos vulnerables y la necesidad de respuestas éticas, solidarias y responsables. Esas necesidades han cobrado protagonismo con la actual crisis financiera, económica y social, en la que se aprecia un deterioro de los valores elementales y, en consecuencia, una extensión del descrédito de las entidades bancarias. En esta situación, se revaloriza el papel del crédito cooperativo y de la “banca social”, instrumentos que, por sus especiales características, se han visto menos afectadas por la pérdida de reputación y se abren paso como alternativas.
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