Resumen:
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En 2015 terminó el ciclo de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) adoptados en 2001 y la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó una nueva resolución definiendo la “Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible” y las metas, denominadas esta vez Objetivos de Desarrollo sostenible (ODS), vigentes hasta 2030. Estas metas reflejan cambios sustanciales en la concepción del desarrollo, dejando atrás la tradicional visión NorteSur y representando un pacto global para el desarrollo.
Existen, sin embargo, debilidades y riesgos en esta Agenda 2030 que pueden condicionar su éxito como agenda transformadora: responde a la lógica tradicional de agregación, propia de una negociación intergubernamental, acomodando intereses diversos sin priorización definida. Hay gran cantidad de objetivos y metas, algunos escasamente concretados. Por tanto, los ODS son más bien un punto de partida y plantean notables desafíos para asegurar su carácter realmente transformador y satisfacer tanto las aspiraciones colectivas de progreso humano como las responsabilidades necesarias para hacerlas realidad.
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