Resumen:
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Pese a la antigüedad de los vestigios arqueológicos presentes en la provincia de Loja, es poco lo que se sabe sobre sus antiguos habitantes antes de las conquistas inca y española. La identidad de los Paltas –presentes en Loja en la época de integración– se torna aun más difusa en la colonia, al punto que en la memoria y la consciencia colectiva, este pueblo se habría extinguido, sin más, bajo la férula de la explotación colonial. Esta interpretación también encuentra asidero en el discurso construido entorno a Loja como ciudad “blanca y castellana”, donde el elemento indígena hace mucho que habría desaparecido, con la única salvedad –a nivel provincial– en el enclave de Saraguro.
Si bien es cierto que Loja albergo a una gran cantidad de emigrantes de tronco europeo (entre ellos una fuerte oleada de judíos sefarditas), no es menos cierto que a finales de la colonia la mayor parte de la población provincial estaba compuesta por indígenas. Al liberarse las ataduras coloniales, la población de “naturales” –como eran llamados los indios– opto por la estrategia de mestizaje cultural y adopción de modelos simbólicos y sociales diferentes a los originarios. Para entender esta dinámica no debemos perder de vista el hecho de que el indígena, más allá de representar una alteridad étnica era
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