Resumen:
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En este breve ensayo quisiera mostrar, en qué medida la historia de nuestro mundo se relaciona con la transmisión de una herencia simbólica, que integra los valores éticos, entre los cuales la sexualidad entendida en su sentido psicoanalítico como articulación entre lo más íntimo y pulsional de un lado, y lo colectivo del otro, ocupa un puesto preeminente. En este sentido, relacionar la sexualidad, en cuanto determina los caminos de la inserción del sujeto en su grupo social, y los valores éticos no es un disparate, sino que debería formar el eje de toda verdadera educación con fines socializadores, en el presente como en el futuro, si queremos que sirva para asegurar una posibilidad de convivencia social para las nuevas generaciones.
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